Cultivar tu propio jengibre en casa no solo es gratificante, sino que también te proporciona un suministro constante de esta especia versátil y sabrosa. Ya sea que tengas un pequeño balcón, un jardín en el patio trasero o simplemente un alféizar soleado, el jengibre puede prosperar en una variedad de entornos. En este artículo, compartiremos algunos secretos para plantar y cultivar jengibre con éxito, lo que te permitirá disfrutar de un suministro infinito en casa.
Selección de rizomas de jengibre:
Elija rizomas frescos y regordetes: al seleccionar los rizomas de jengibre para plantar, busque los que sean firmes, regordetes y sin moho ni arrugas. Los rizomas más frescos tienen más probabilidades de brotar.
Opte por jengibre orgánico: el jengibre orgánico suele ser una mejor opción para plantar porque es menos probable que haya sido tratado con inhibidores de crecimiento o pesticidas.
Preparación de los rizomas de jengibre:
Remoje los rizomas: antes de plantarlos, sumerja los rizomas de jengibre en agua tibia durante la noche. Esto ayuda a romper la latencia y estimula la brotación.
Cortar los rizomas: si los rizomas de jengibre son grandes, puedes cortarlos en trozos más pequeños, asegurándote de que cada trozo tenga al menos uno o dos brotes (pequeños puntos verdosos de donde surgirán los brotes).
Selección de contenedores:
Elige el tamaño adecuado: el jengibre no necesita un recipiente profundo, pero sí uno ancho. Elige una maceta o recipiente que tenga al menos 30 cm (12 pulgadas) de diámetro y buenos orificios de drenaje.
Utilice un suelo con buen drenaje: el jengibre prefiere un suelo suelto y con buen drenaje. Una mezcla de tierra para macetas y abono funciona bien para la jardinería en macetas.
Plantando jengibre:
Profundidad de plantación: Plante los trozos de rizoma de jengibre con los brotes hacia arriba a unas 2 a 4 pulgadas (5 a 10 cm) de profundidad en el suelo.
Espaciado: si vas a plantar varios rizomas, sepáralos entre 15 y 20 cm (6 a 8 pulgadas) para dejar espacio para el crecimiento.
Luz solar: al jengibre le encanta la luz solar indirecta. Coloque el recipiente en un lugar donde reciba luz brillante pero filtrada, o donde reciba luz solar dispersa durante todo el día.
Riego: Mantenga la tierra constantemente húmeda, pero no encharcada. Riegue con moderación durante los meses de inactividad invernal.
Fertilización: el jengibre se beneficia de una fertilización ocasional con un fertilizante equilibrado de liberación lenta. Aplíquelo cada dos meses durante la temporada de crecimiento.
Acolchado: Agregar una capa de mantillo alrededor de las plantas de jengibre ayuda a retener la humedad y regular la temperatura del suelo.
Cosecha de jengibre:
La paciencia es clave: el jengibre tarda varios meses en madurar. Puedes empezar a cosechar rizomas pequeños y tiernos a los 3 o 4 meses de haberlo plantado, pero, en el caso de los rizomas más grandes, es mejor esperar entre 8 y 10 meses.
Cosecha: Para cosechar el jengibre, excave con cuidado alrededor de los rizomas, teniendo cuidado de no dañarlos. Corte lo que necesite y vuelva a plantar los rizomas restantes para que crezcan en el futuro.
Si sigue estos secretos para plantar y cuidar el jengibre, podrá disfrutar de un suministro continuo de esta deliciosa especia en su hogar. El jengibre recién cosechado tiene un sabor y un aroma vibrantes que pueden realzar una amplia variedad de platos culinarios, desde salteados hasta tés y postres. Así que, arremánguese, prepare sus rizomas de jengibre y comience a cultivar su propia planta de jengibre hoy mismo. ¡Sus papilas gustativas se lo agradecerán!